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Relato Travesti Leticia Bysmarck (I vez). Mi intencion era tener mi primera experiencia con transexuales.


Murcia Shemale Escort Review: Leticia Bysmarck (I vez). Mi intencion era tener mi primera experiencia con transexuales.

Autor: muniecamacho

El viernes por la mañana consulté el saldo de la cuenta corriente para ver si me habían ingresado la nómina y conocer el importe del bono del año 2010 que tenía que ser devengado en febrero, para ver si mi jefa me la había vuelto a jugar como el año pasado; por suerte no fue así y el dicho bono lo era por aproximadamente el 95% de lo previsto. Cuando llegué a casa por la tarde decidí, para celebrarlo, reservar una habitación para el sábado en un hotel céntrico, me sorprendió la cantidad de plazas disponibles que había en un fin de semana de buen tiempo, finalmente me decidí por el hotel NH de la calle Alberto Aguilera, 18. Luego entré en una web de contactos de chicas trans y elaboré una lista de seis nombre que empezaba por una que se llamaba Leticia Bysmark y acaba con otra cuyo nombre era Antonella. El anuncio de Leticia decía así:

«Hola, soy Leticia Bysmarck, transexual pre-op, scort de lujo, para hombres alto nivel, que buscan nuevas sensaciones y fantasías con una mujer especial y encantadora!
Mis fotos son reales. Melena rubia, piel fina, cuerpo escultural, 140 de preciosos pechos, y una deliciosa sorpresa, mi dura y jugosa polla (22x6 reales). Me encanta experimentar nuevas sensaciones y contigo descubrir todos los placeres del sexo. Soy activa y pasiva, sin tabúes y en nuestro encuentro podemos probar de todo! Francés mutuo (natural si así prefieres), penetraciones mutuas, posturas kamasutra, masajes eróticos y relajantes, juegos sexuales, besos y caricias.

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En lo que hago soy experta en principiantes y la más completa para hombres exigentes.
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Te recibo sola en un piso céntrico con confort y discreción, donde podemos estar en total intimidad y disfrutar de nuestro momento! No dudes en llamarme para probar lo que la vida tiene de mejor!
Soy tu amante perfecta!
Apartamento privado (no agencia).
Salidas a hoteles y domicilio con total discreción.
Recibo solo con cita previa.»

También anoté el teléfono y la dirección de un club llamado “Shemale” en el paseo de la Castellana. Estaban claras mis intenciones para el fin de semana: tener mi primera experiencia con transexuales.

Poco antes de las seis de la tarde, cumplidas las obligaciones familiares, aparcaba el coche enfrente del cuartel del Conde Duque y un par de minutos después estaba en la recepción del hotel con el justificante de la reserva hecha el día anterior y solicitando una habitación de fumadores que resultó ser la número 702, en el penúltimo piso y con una terraza rectangular de uno 15 m2 que me pareció especialmente recomendable para una cena íntima una noche de primavera. No era el caso de este fin de semana.
Marqué el primer número de la lista, el de Leticia y rápidamente ajustamos el precio (200 Euros más el taxi). Al rato sonó el teléfono de la habitación para confirmar que la transacción no era un engaño.

- Me arreglo y cómo en 45 minutos estoy ahí.

Aproveche los tres cuartos de hora para ducharme y luego esperar sentado en la terraza tomando una cerveza y fumando un cigarrillo. No miré la hora pero debían pasar unos minutos de las siete cuando unos nudillos golpearon la puerta de la habitación. Me encontré con una mujer rubia que seguro que no pasó desapercibida para los recepcionistas del hotel. Desde luego nadie podía imaginarse que debajo de los vaqueros ceñidos se encontraba lo que se encontraba. Yo había dejado sobre el escritorio el importe acordado y veinte euros que estimé de taxi. Ella dejo el recibo del taxi en un gesto que me pareció profesional y alabable.

El resto fueron besos vestidos, besos con dos lenguas, mis manos sobre su culo y las suyas en mi bragueta.

- Me voy a cambiar, ¿dónde está el cuarto de baño? –la pregunta en un espacio tan reducido podría parecer convencional, pero viendo la forma de la habitación, una especie de hache irregular, era una pregunta pertinente.

- La puerta que hay al lado de la ventana que está enfrente de la entrada.

La esperé tumbado en la cama, sobre la colcha blanca, desnudo salvo el slip verde con la franja con las letras de la marca “Unno”. Me levanté como un resorte cuando apareció sobre los mismos tacones sobre los que había llegado, con unas medias negras de rejilla por encima de la mitad de los muslos, con un sujetador por el que casi se le salían las tetas y con un mini tanga azul eléctrico que incomprensiblemente lograba tapar la polla que estaba destinada a violentar mi culo. Descalzo, mi boca debía quedar unos cinco centímetros por debajo de la suya.

Como se diría vulgarmente nos dimos un filete de besos en la boca, su lengua era como un torbellino que entraba y salía de la mía, no cabía duda de quién llevaba la iniciativa, de quién iba a remolque. Yo no lograba despojarme de la tensión y mi polla a pesar de la excitación permanecía adormecida bajo el slip.
- Vamos a la cama –dijo, y a continuación se recostó diagonalmente en la cama ya sin el sujetador azul eléctrico y con dos tetas ingrávidas.


Mientras primero la besaba y luego hundía mi boca en sus pechos de quirófano, le acariciaba el sexo por encima del minúsculo triángulo del tanga del cual sobresalía, ahora si una parte de su testículo izquierdo.

- ¿Me lo quito? -No me dio tiempo a responder, ante mis ojos tenía su imponente verga que sentí como crecía y se endurecía en mi mano.
Comencé a masturbar esa polla mientras la besaba alocadamente en un estado de excitación difícil de describir.
- ¿Quieres chuparla? –Tampoco pude responder- Abre bien la boca, cuidado con los dientes.
No me cabía toda y ella repetía «abre bien la boca». La notaba en mi garganta y ella me apretaba la nuca hasta hacerme toser. Cuando la sacaba yo aprovechaba para relamer su glande y llenarlo de saliva.
- ¿Quieres qué te folle? -No hacía falta que yo respondiera era lo que estaba deseando- ¿En que postura?
- No sé, tú tienes más experiencia.
- Primero a cuatro patas.

Antes de ponerme como una perra, vi como se ponía un preservativo rojo en su inmenso rabo, me abrió las piernas más de lo que las tenía abiertas y me untó el culo con un gel frío mientras me introducía el preámbulo de sus dedos. Luego sentí como su polla entraba poco a poco y recuerdo como tuve que apartarla por el dolor que me producía. Esos intentos se reprodujeron tres o cuatro veces y cada vez me dolía más. Estuve a punto de tirar la toalla, de decirle: «la tienes demasiado larga y gorda, no puedo».
Se cambió de preservativo, cogió la almohada y me la colocó sobre las caderas.

- Vamos a intentarlo así –dijo, mientras me levantaba y me sujetaba la pierna derecha con su mano izquierda, la otra en vilo, la sostuve como pude.
La postura era fascinante, vi como su polla se iba acercando a mi culo que previamente había vuelto a lubricar. Sentí como me penetraba poco a poco.
- Ya la tienes toda dentro –No hacía falta que lo hubiera dicho, el dolor había remitido y estaba convirtiéndose en placer.
Me dio un par de azotes y comenzó a moverse cada vez más fuerte.
- Te gusta así. ¡Mastúrbate!
A veces tenía que pararla, que atemperar sus movimientos, poniendo la palma de mi mano sobre su pubis, pero luego de ese momento de descanso en el que me la metía con cierta dulzura volvía a sentir como su polla percutía dentro de mi culo y como su pubis chocaba violentamente contra mis nalgas. Recuerdo el sonido.
- ¡Córrete!
Yo no había parado de masturbarme mientras me follaba, mi semen salpicó su tripa y la mía.
Desconozco si ella se corrió, lo que sé es que me dejó exhausto y que el dolor de culo me duró varios días. El título de los escritos suele ir en la portada, pero en este caso viene al caso que vaya en la contraportada: «Diario de cuando Leticia folló mi culo».

Esto sucedió un sábado 26 de febrero y no comprendo porque no he publicado mi experiencia hasta ahora.

Gracias Leticia, gracias Taiaka. Espero publicar un segundo relato que si titule "Leticia Bysmarck (II vez)


Added on January 05, 2017 at 12:00 am

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